Del 11 al 18 de agosto tuvimos ocasión de hacer un
crucero fluvial por el Danubio a bordo del Swiss Diamond, de Budapest a Linz, con el tour operador internacional
Politours.
Fue nuestro primer crucero fluvial (y de cualquier tipo) y al no
encontrar mucha información por internet sobre este tipo de cruceros, me
animo yo ahora a compartir mi experiencia con vosotros para ayudaros a
resolver dudas si estáis planteando un viaje de este tipo.
¿Se mueve mucho?
No se nota absolutamente nada; ni mientras comes ni mientras duermes. Se mueve menos que un tren y, desde luego, menos que un avión o un coche.
Es como flotar en el aire mientras ves pasar el paisaje a tu lado.
Una sensación de paz y tranquilidad que merece la pena probar en algún
viaje. El barco va a 16km/h, cuando va contracorriente (de Budapest a
Linz), y a 22km/h cuando sigue la corriente del río. Nos pareció una
forma fabulosa de ver paisaje, estar lejos de la carretera y
disfrutar del slow-travel.
¿Es cómodo?
¡Mucho, por estar en un barco! Es muy cómodo poder tener
un hotel que se mueve contigo a lo largo de la ruta; no hay necesidad de cambiar de hotel en cada ciudad,
ni de hacer-deshacer maletas cada día.
Además, el barco casi siempre llega al centro de la ciudad por lo que
estás a pocos minutos andando del centro histórico. Otro punto que me
gustó respecto a los circuitos habituales en coche o autocar es que
con el barco ganas tiempo.
Durante el día visitas al ciudad, mientras que es habitualmente de
noche que el barco se traslada al siguiente destino. Así, ganas tiempo
de viaje mientras estás cenando, tomando un té o durmiendo. Las guías de
Politours se encargan de toda la logística y organización y
te entregan un planning la noche anterior para que puedas organizarte mejor las visitas y el tiempo.
¿Cómo es el camarote?
Es como una pequeña habitación de hotel, en la que hay de todo:
secador de pelo, toallas, una buena ducha, lavabo, escritorio, aire
acondicionado, televisión y armarios. Eso sí, hay poco sitio donde dejar
la ropa así que la acabarás guardadando por todos lados, repartida
entre todos los cajones del camarote. Los camarotes del Swiss Diamond
dan todos a
exterior, con grandes ventanas y tienen dos camas individuales separadas (literas en caso de ser 3 por camarote).
¿Qué ruta se hace?
Hay
varias rutas posibles: el Rin en Alemania, Rusia (por el Volga), los
Países Bajos e incluso ver París y Francia desde el Sena. Nuestra ruta
elegida fue el
Danubio. Visitamos Budapest, Bratislava,
Viena, Dürnstein, Melk, Linz (excursión a Salzburgo) e hicimos una
extensión a Praga para tomar el vuelo de regreso desde allí.
¿Hay tiempo libre para hacer turismo?
¡Sí, y más de lo que creía! Llegar al puerto de un río significa
llegar directamente al centro ciudad por lo que al desembarcar estás en pleno centro (excepto en Viena, que hay que tomar el metro para 3 estaciones). En el crucero de Politours el programa incluía
visitas guiadas en casi todas las paradas
y otras que eran opcionales y se pagaban aparte. Si prefieres ir por tu
cuenta, puedes optar por no hacer las opcionales y visitar la ciudad a
tu aire.
Cuando el barco está atracado, es como un hotel flotante, lo que significa que puedas entrar y salir a tu gusto,
hacer una siesta en la habitación o pasar las horas en el salón-bar con
otros pasajeros. Cada vez que salgas, te pedirán en la recepción que
entregues tus llaves de camarote para controlar quien está a bordo y
quien no. Y los guías Politours te indicarán a qué hora debes regresar
al barco para zarpar al siguiente destino.
¿Cómo son las visitas incluidas?
A
pesar de que siempre he sido de las que viajan a su aire, lo cierto es
que las visitas guiadas en cada ciudad nos ayudaron mucho a situarnos en
cada nuevo lugar, ver los monumentos principales, conocer un poco la
historia del país e identificar lo más importante que queríamos hacer
ese día durante nuestra estancia.
Así, la visita se aprovecha al máximo por el poco tiempo que pasamos en cada lugar. En la mayoría de casos, las visitas guiadas las realiza
un guía autóctono que nos recoge en el crucero por la mañana. A veces fueron visitas
a pie y otras en autocar,
y siempre utilizando una audio-guía proporcionada por Politours que
facilita mucho el seguimiento de los comentarios. Vamos, un diez para la
organización!
En Budapest fue espectacular la visita nocturna por el río y en Viena fue muy útil dar un paseo panorámico en autocar para orientarnos fácilmente durante el resto del día.
¿Cuánta gente hay a bordo?
Éramos unos cien pasajeros, más treinta de tripulación y equipo Politours. Nada que ver con los cruceros marítimos en los que llegan a haber hasta 4 mil personas.
En el crucero fluvial hay poquita gente y eso facilita muchísimo la logística
(entrada y salida del barco, atención personalizada, comidas…).
Prácticamente todo el equipo (excepto algunos camareros) habla español.
En el equipo Politours iban cuatro guías y un animador, siempre
pendientes de que estuviéramos a gusto y tuviéramos toda la información.
¿Qué tipo de gente va a estos cruceros?
No os negaré que la media de edad es elevada, ¡pero tampoco estamos hablando de jubilados típicos de la imserso! La mayoría son
parejas (entre 40 y 65 años),
también abundan los pequeños grupos de amigos y unas pocas familias
(que viajan junto a los abuelos o hijos). Todos los pasajeros son
hispanohablantes (había gente que venía expresamente para el crucero desde Uruguay, Colombia y Brasil). Fue un crucero
muy familiar y personal. Algo bueno es que en las comidas
se comparte mesa con otros pasajeros (siempre la misma mesa) y las actividades organizadas por Politours ayudan a conocer a los demás. Pudimos coincidir con
un grupo muy agradable de gente:
todos ellos grandes amantes de los viajes y con ganas de visitar el
nuevo lugar. Hay gente que hace todas las excursiones posibles que
existan y otros que prefieren ir a su aire o quedarse más tiempo
disfrutando del barco y de sus actividades. ¡De todo un poco, como en
todas partes! Nosotros lo pasamos en grande hablando y compartiendo
anécdotas con todos ellos.
¿Cuándo se navega?
Hay navegación
nocturna y diurna. Buena parte del recorrido lo hicimos por la noche, pero también hubieron un par de días en los que navegamos de día para
poder disfrutar de los paisajes del Danubio (en el precioso valle del Wachau y de Bratislava a Viena) y ver cómo funcionan las esclusas.
¿Está adaptado el barco?
Sí,
está adaptado para viajeros en silla de ruedas. Hay ascensor para subir
de un piso al otro y una escalera adaptada para subir a cubierta.
¿Qué actividades se hacen a bordo?
Además de las visitas guiadas (a veces a pie, a veces en autocar)
hay todo tipo de actividades organizadas (y totalmente opcionales) por las tardes y noches. Así, cada cual es libre de hacer más turismo o más vida de barco, según sus preferencias. Nuestra actividad favorita:
el tai-chi, en la cubierta del barco “respirando” los maravillosos paisajes del río.
Hay juegos y libros a disposición de los pasajeros, pequeños acertijos
con recompensa para los más hábiles, té o café con pastitas a media
tarde, talleres de manualidades, cenas temáticas (comida y vestimenta de
cada país que visita), bailes y concursos por la noche y varios shows
hechos por la misma tripulación y equipo Politours, además de algunos
shows autóctonos (baile folklórico húngaro y visita nocturna por
Budapest). ¡¡Vamos, que no hay tiempo para aburrirse si eso es lo que os
preocupa!! Y si sois más tímidos y preferís no hacer tantas
actividades, tranquilos: podéis subir a la cubierta a ver las vistas,
bañaros en el jacuzzi exterior o ver las películas en vuestro camarote
(sesión continua tematizada en cada ciudad que se visitaba: la historia
de
Sisi, Amadeus Mozart y Sonrisas y Lágrimas).
¿Cómo es la comida?
¡Absolutamente
deliciosa! Creo que coincido con la mayoría del barco (o al menos con
los que pude conversar) en decir que la comida fue estupenda,
cada día iba a mejor y que las sopas estaban exquisitas! Había una sopita cada día (opcional) y un
buffet muy completo y variado con comida continental y muy buena especialidades autóctonas de cada lugar que te permiten visitar cada destino a través de una degustación de sus sabores; desde el
apfelstrudel austríaco hasta el famoso
gulash húngaro. Hay buena variedad también para vegetarianos y veganos.
Al ser un buffet, resulta muy rápido de organizar y cómodo para que cada cual elija lo que más le convenga.
En todas las comidas el agua y café/té van incluidos. Si queréis vino,
cerveza, refrescos o algo especial (un capuchino por ejemplo) se paga a
parte (al final del viaje).
¿Hay wifi a bordo?
Sí, lo hay, pero citando al equipo de Politours
“es bastante caro y no funciona demasiado bien”.
El precio es de 10 euros al día (50€ para toda la semana), hasta un
límite de 1 GB. Actualmente (agosto 2014) las tarifas de internet en
roaming (para países dentro de la Unión Europea) son muy económicas, así
que si quieres mandar cuatro whatsapps, escribir un par de emails,
enviar dos o tres fotos a la familia y renovar tu estatus en Facebook,
te sale más a cuenta conectarte a tu internet en roaming
(casi todas las compañías proporcionan planes para unos 3-5 euros al
día con 50MB de internet roaming). A partir de 2015, el internet roaming
en UE desaparecerá por completo por lo que el precio será el mismo que
navegando en España

Leyendo en internet, descubrí que la cobertura de wifi en algunos
puntos del barco no es demasiado buena (sobre todo en la navegación por
el río). Si no te corre prisa conectarte en el barco, puedes esperar a
desembarcar en las grandes ciudades donde es muy fácil encontrar wifi
público (o un café con internet). En Viena, Budapest, Salzburg y
Bratislava no tendrás demasiados problemas.
¿Sale caro un crucero fluvial?
No es tan barato como quedarse en casa, está claro, pero sin duda es
una gran forma de recorrer Centro Europa de una forma distinta a lo habitual y bastante única.
Al tratarse de un viaje organizado y un crucero con todo incluido,
resulta obviamente más caro que realizar el viaje por tu cuenta, pero no
mucho más si tienes pensado comer en restaurante cada día y dormir en
buenos hoteles. Además, hay que añadirle la comodidad de no tener que
conducir ni de organizar las visita.
No solo debes tener en
cuenta el recorrido por las ciudades (Viena, Budapest, Bratislava,
Praga…) sino que el crucero fluvial en sí forma parte de una experiencia
a realizar al menos una vez en la vida, sobre todo si eres fan del slow travel.
¿Lo recomiendo?
Sin duda. ¡Nuestras expectativas se vieron superadas con creces!
Viajar en crucero fluvial nos encantó, las ciudades a nivel turístico
son impresionantes, el servicio a bordo fue excepcional. Solo
podría mejorarse todavía más si el Swiss Diamond tuviera alquiler de
bicis a disposición de los pasajeros para recorrer ciudades como Viena o
Budapest pero igual es solo idea mía.